¿Por qué la ciudad está llena de espacios vacíos? ¿Qué hacer con espacios enormes que se descomponen lentamente sin que se los use? ¿Qué pasa con una ciudad que queda vacía puertas para adentro? ¿Cómo habitar y conquistar públicamente esos lugares enormes, vacíos y cerrados? Esas y muchas otras preguntas similares fueron las disparadoras de esta residencia de diseño enmarcada en el proyecto Sala de Pruebas 1:10 2021-2022 de Proyecto CasaMario, desarrollada en el mes de abril del 22.
Junto con Camila Narducci e Isabel Cabezudo, se nos invito de parte de este proyecto a pensar, coordinar y llevar a cabo una residencia colectiva para trabajar y generar material y reflexión en torno a la ciudad, más concretamente a la imposibilidad de vivirla y co-construirla. Con ese cometido, ampliamos la convocatoria a querides colegas y amigues que sabíamos serían de un aporte contundente, ya sea desde lo visual como desde la problemática que nos reunía.
Fue así que se trabajó intensamente durante dos semanas en un experimento de diseño colectivo, que partió de poner sobre la mesa todas nuestras experiencias respecto a lo que la «imposibilidad» de la ciudad nos movilizaba, intercambiar y reflexionar sobre los espacios vacíos, por qué están vacíos y cómo habitarlos.
Tras esos primeros intercambios, se llegó a la idea de los elefantes como un representamen absurdo y cómico, caricaturesco, pero en ese ridículo, contundente. Si pensamos cuántos elefantes entrarían en esos espacios gigantescos abandonados, como el Club Neptuno, el Hotel Nacional o la cantidad de casonas de época fuera de uso, los números son escandalosos, por ridículos.
Este abordaje un tanto humorístico nos permitió jugar con la ilusión, tanto nuestra como de quien recibirá el mensaje, les vecines de Ciudad Vieja y Montevideo en general, de dimensionar esos espacios e imaginarnos las posibilidades.
Con la idea y los diseños finales, fuimos al taller e imprimimos. La tirada fue de 100 afiches A2 en papel 350 gramos, 600 tarjetas de 12 x 13,5 cm, 500 afiches en A3 75 gramos. Estos últimos salieron a la calle.
También se desarrolló una jornada de exhibición (y regalada) de la producción, con brindis y paella incluidos de la mano de la gente de CasaMario, que además del espacio puso su gastronomía potenciadora del encuentro.
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